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Los Gámez, una familia sustentable
José Gámez, productor de Knorr y dueño de la finca modelo Los Almendros, heredó de sus abuelos y padres el amor por la agricultura. Hoy es él quien transmite sus conocimientos a Nicolás, su hijo de 23 años, con quien comparte la sustentabilidad como valor y como forma de trabajo en familia.
Nacido en un pueblo de Andalucía, España, en 1954, José Gámez ya acompañaba a sus abuelos agricultores a recorrer sus fincas desde que era un niño. Su padre decidió emigrar a la Argentina, donde vivió primero en Misiones y luego en Tucumán, para establecerse finalmente en Mendoza y trabajar en el campo. Los Gámez pertenecían a una familia muy humilde, razón por la que José, siendo el mayor de dos hermanos, decidió ayudar a sus padres en las fincas apenas terminó el colegio primario. “De esa manera tomé yo la agricultura, en principio un poco por las circunstancias, pero después decidí que podía hacer algo positivo. Es cuestión de tomarse las cosas con ganas y con pasión”, dice.
Esa pasión y esas ganas son las que hoy le transmite a su hijo Nicolás, que con 23 años cursa el cuarto año de la carrera de agronomía. “Yo estoy en la culminación de mi etapa de productor, ya he llegado a ser lo que quería ser, y él quiere continuarlo”, comenta Gámez padre. La vocación de Nicolás se manifestaba desde chico, cuando con apenas tres años de edad acompañaba a su padre a recorrer las fincas. A los catorce, ya empezó a manejar el sistema de riego por goteo, que adoptaron en 2007 gracias al Código de Agricultura Sustentable de Knorr.
“Todo eso me fue sumergiendo en el mundo de la agricultura. La agronomía es la vida natural, es la base de la sociedad, es el alimento. Un buen alimento es la base de una buena vida”, comenta Nicolás orgulloso de su oficio, aunque también de su padre: “También me decidí por esta carrera porque tengo un muy buen ejemplo que es mi papá, que es muy buen agricultor”.
En cuanto al modelo de agricultura sustentable, padre e hijo coinciden en que es la mejor manera de cultivar sus vegetales. “Yo lo aprendí de mi viejo y era una novedad. Él está día a día viendo qué puede mejorar en temas de riego, de productos y de temas sanitarios para tener una menor residualidad” cuenta Nicolás, y agrega que esta forma de trabajo permite obtener un alimento de mejores características, un logro que -según aclara- no es menor, ya que “un buen alimento lleva a una mejor calidad de vida de las personas”.
“Knorr, el sabor está en nuestra naturaleza”